lunes, 18 de agosto de 2014

Cuando se acerque la muerte


 
Cuando se acerque la muerte
a tomarme la medida
si me encontrara dormida
quiero que no me despierte.
Cuando con su reja fuerte
abra un surco en mi barbecho,
que lo abra bien derecho
y que el hierro del arado
lo tenga bien afilado,
al atravesarme el pecho.


Es la vida travesía

Es la vida travesía
en este mundo infernal
y la muerte es el final
del dolor y la agonía.
Llega con mirada fría
para cumplir su objetivo.
No hay que buscar un motivo
razón o argumento alguno
pues para morirse uno
solamente hay que estar vivo.


Alones de nieve

De las garras de la muerte
no hay manera de librarse
ni forma de cerciorarse
cuando llegará tal suerte.
Ella viene a recogerte
con resolución y celo
para transportarte al cielo
en revoloteo breve
con sus alones de nieve
y sus colmillos de hielo.

La muerte ardorosa lava


La muerte, ardorosa lava
que con encono arremete,
es un áspero estilete
que en las entrañas se clava.
Nos escarba y nos socava
como una experta labriega.
Siempre gana en la refriega,
de sus garras no escapamos
y por mucho que  vivamos
nos sorprende cuando llega.

La muerte es una señora



La muerte es una señora
errabunda y singular
su puño  empuña un puñal
y una hoz envenenadora.
Vaga esperando la hora
con su semblante iracundo.
Y deja el paso errabundo
para ultimar su elección
cortando el fino cordón
que nos une con el mundo.

La muerte es una diadema


La muerte es una diadema
que a todos ciñe algún día
es como una mano fría
que con su tacto nos quema.
Nadie comprende su lema
cuando el frío hálito exhala.
Con su dedo nos señala
sin distingo por edad
por vileza o por bondad,
no atiende a guía ni a escala.