La muerte, ardorosa lava
que con encono arremete,
es un áspero estilete
que en las entrañas se
clava.
Nos escarba y nos socava
como una experta labriega.
Siempre gana en la
refriega,
de sus garras no escapamos
y por mucho que vivamos
nos sorprende cuando
llega.
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